domingo, 6 de marzo de 2011

Mencía y notables excepciones

CASTRO VENTOSA | VALTUILLE DE ABAJO


Tradición y modernidad. Mencía como profesión de fe, por supuesto, pero sin renunciar a las singularidades que le dan lo que no tiene casi ninguna otra bodega en la comarca. Castro Ventosa se situó a finales de los añosnoventa en la vanguardia del vino berciano y en ella sigue.



La bodega integrada en la ladera del Castro de la Ventosa, terminada de construir en 1999.
b. fernández
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mapa de situación de la bodega

Un documento fechado en 1752 demuestra una cierta relación ya entonces de la familia con la actividad en torno a la viña y el vino. Se trata de una especie de testamento, o más bien una declaración de voluntades póstumas en la que el patriarca del clan deja escrito que se invite a los asistentes a su entierro a cortezas de pan y vino, y señala concretamente de qué cuba ha de servirse el tinto que él tenía por muy bueno. Se sabe también, porque está documentado, que durante todo el siglo XIX la viña siguió siendo una actividad secundaria para la familia, dedicada al pastoreo en las laderas del Castro de la Ventosa. Y se sabe además, en este caso por referencia testimonial, que la bisabuela de la generación que gestiona la bodega tenía muy buena boca para el tinto, pues era costumbre en Valtuille de Abajo llevar a probar el primer vino a Rosaura López Fuente, de manera que su palabra era criterio de autoridad sobre calidad y su cálculo, de la máxima precisión sobre grado alcohólico.

Fueron los hermanos Pérez López los que ordenaron la actividad y se dedicaron a la producción de graneles. Entonces presidía la bodega familiar un viejo alambique que destilaba, dicen, estupendos aguardientes. Aunque el primer etiquetado se realiza en 1992, la sociedad en su idea actual nace en 1997 y es justamente ese año, coincidiendo con la conclusión de los estudios de enología por parte de Raúl Pérez Pereira, cuando se inicia la construcción de la bodega en la ladera del Castro de la Ventosa. Allí se realiza la primera elaboración en 1999, coincidiendo con laexplosión comercial de los vinos del Bierzo.

Para entonces Castro Ventosa ya etiquetaba como Airola tres blancos (moscatel, gewürztraminer y chardonnay) y un rosado (cabernet sauvignon) -hoy entre 3,20 y 8,50 euros-, el tinto que lleva el nombre de la bodega y el Ardai , que desde la vendimia del 2000, por un problema de registro de la marca, pasó a llamarse Valtuille Cepas Centenarias y que todovía hoy sigue representando la más alta calidad elaboradora de la bodega. Es un crianza de la mejor vendimia, por supuesto de mencía, con más de doce meses en barrica y muy corta producción (este año en el mercado 4.000 botellas del 2006; 29,00 euros). La excepcionalidad es el Valtuille La Cova de la Raposa , que se vinifica en barrica abierta, con uvas de ese paraje y permanece al menos catorce meses en madera. La producción es prácticamente simbólica (apenas 400 botellas del 2007; 29,00 euros).

El negocio de la bodega se mueve en torno a dos líneas paralelas de tintos: Castro Ventosa para el mercado nacional y El Castro de Valtuille para la exportación. En uno y otro rango hay un tinto joven de corte clásico (120.000 y 90.000 botellas; 4,00 euros) y un crianza (15.000 y 25.000 botellas; 7,20 y 12,00 euros), que en el segundo caso recibe el sobrenombre de Vintage. Al margen de la singularidades que suponen los cuatro Airola (sólo hay tres gewürztraminer en el Bierzo, dos chardonnay, ningún otro moscatel y tampoco otro rosado de cabernet sauvignon), la joya de la bodega no tiene precio, porque se reserva para el estricto círculo familiar. Se elabora a partir de uva moscatel y es un dulce, tanto como la persona a la que se evoca y de la que toma el nombre:Rosario .

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