El rector de la Universidad de León, José Ángel Hermida, explicó ayer ante el Claustro la situación financiera de la institución tal y como aparece reflejada en la auditoría realizada por la Consejería de Economía y Hacienda de la ULE correspondiente a los dos mandatos del anterior equipo rectoral. Este estudio refleja que la deuda, a 31 de diciembre del 2008, era de 23,3 millones de euros, diez millones más del déficit que reflejó el estudio previo realizado por la propia institución académica y que se dio a conocer el pasado mes de febrero.
A los 23,3 millones de euros de deuda en el 2008, hay que sumar otros cuatro millones del endeudamiento autorizado para este año, lo que deja un saldo negativo de 27,3 millones de euros a 31 de diciembre del 2009. Una cifra que se incrementará hasta los 29, 3 millones de euros en el mismo mes del 2010 debido a las obligaciones que tendrá que asumir la ULE para financiar los distintos préstamos.
Unas cantidades que dejan a la ULE en una situación muy comprometida para afrontar el futuro. Además, la auditoría corrige las liquidaciones presupuestarias realizadas por el anterior equipo rectoral y encuentra «dudas sobre determinadas operaciones contables» realizadas entonces desde la institución académica.
Giro radical. Hermida explicó que a esta situación se llega después de tener un superávit de 17,4 millones de euros que la ULE alcanzó en el año 2003, fruto principalmente de ingresar los 14,2 millones de euros procedentes de la venta de los terrenos del PAU de Vegazana.
Tal y como figura en las cuentas universitarias, de esa cifra se pasó a un remanente negativo de 14,3 millones de euros en el 2008 aunque, como demuestra la auditoría no eran cifras reales ya que las necesidades financieras a 31 de diciembre del 2008 eran de 23,2 millones de euros. Es decir, a las necesidades financieras hay que sumar los compromisos asumidos pero no cuantificados en varios convenios por importe de 4,5 millones de euros procedentes del Hospital Clínico Veterinario, el Centro de Alto Rendimiento o el Instituto de Ganadería de Montaña que lastrarán las arcas universitarias.
La cuenta de resultados de la ULE evidencia una caída sistemática y lineal en el tiempo de 7 millones de euros al año desde el 2003, «y, por lo tanto del ahorro, por lo que puede hacer peligrar la supervivencia financiera de la ULE de no acometerse medidas de control del gasto y mejora de los ingresos».
No computado. Además, según la auditoría, en la liquidación del presupuesto del 2007 figura que la deuda es de 6,8 cuando debería de ser de 10,4 millones de euros, ya que no se computan ni el saldo negativo de tesorería (1,5 millones), ni la deuda con el Sacyl y con el Centro de Alto Rendimiento (2 millones). Todo ello sin tener en cuenta los cobros pendientes de aplicación a los proyectos de investigación ni los dos millones de euros que la Universidad leonesa debería haber tenido previstos para el Hospital Clínico Veterinario y que deslizó hacia años posteriores y que aún pesan en las arcas universitarias.
Respecto al presupuesto del 2008, el informe económico revela que fue aprobado por el anterior equipo rectoral «sin la preceptiva autorización de la Junta», algo imprescindible dado el endeudamiento existente.
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